miércoles, 12 de junio de 2013

Educación: ¿Una década ganada?

Educación: ¿Una década ganada?

La investigadora Guillermina Tiramonti examina el rumbo de la política educativa en los años kirchneristas.
aula alumnos
Si bien los últimos diez años han registrado un significativo aumento del presupuesto educativo, los esfuerzos financieros no tuvieron un correlato en materia de calidad institucional. La deserción escolar, los problemas de aprendizaje y las carencias vinculares entre docentes y alumnos son algunos de los problemas que persisten, sobre todo en los niveles básicos. Guillermina Tiramonti, Master en Educación y Sociedad analiza el desarrollo del sistema educativo en la era kirchnerista y ayuda a responder la pregunta ¿Estamos ante una década ganada?

Guillermina Tiramonti: Esta década comenzó con un conjunto de legislación, cambio de la Ley General de Educación, cambio de educación técnica, cambio de la Ley de Financiamiento. Todas esas modificaciones prometían luego modificaciones en el sistema, y esto es lo que no ha pasado.
No se han producido los cambios estructurales que necesita el sistema educativo y cuando eso no pasa, lo que uno registra es decadencia, y los números dan cuenta de este proceso: es muy poco lo que se ha podido avanzar en cuanto al aumento de las matrículas o el aumento de la finalización del nivel secundario, en casi una década han aumentado muy poco. Esta es una dificultad que no está solamente en la Argentina, sino en toda América Latina. Nosotros no tenemos programas y planes que nos prometan que estamos trabajando en favor de mejorar esta situación.

 GL: Cuando decís que se hicieron leyes pero que no se llegó a instrumentarlas de modo tal que esto afecte de una manera real al sistema y que, por otro lado, no se verifica un aumento en la matrícula. Estás diciendo que no hay más gente educándose por un lado pero que, por otro lado, esa educación tampoco es mejor….

GT: Primero, sí hay más gente dentro del sistema educativo, pero el sistema educativo no la puede retener. Esto habla de que empujamos a la gente dentro del sistema, pero no generamos condiciones dentro del sistema educativo como para que esa gente pueda avanzar en su escolarización.
Por otro lado, los resultados de las pruebas que se hacen, de las evaluaciones (me refiero a las pruebas PISA), muestran una caída en la calidad de la educación. Uno puede discutir las pruebas PISA, pero existen algunas evaluaciones, mediciones mínimas respecto de lo que comprenden los alumnos cuando leen, o las operaciones básicas de la matemática, que muestran que no vamos para adelante sino que vamos retrocediendo. Al mismo tiempo, tenemos aumentos en los índices de ausentismo de los docentes. Esto muestra que ni siquiera podemos lograr que se junten docentes y alumnos, para que el proceso de aprendizaje se dé, por defectuoso que sea. Existe una frecuencia en las investigaciones de datos sobre las quejas de los alumnos por la ausencia de los docentes, y por la baja calidad de los procesos de aprendizaje. Pareciera que los alumnos de las escuelas públicas están teniendo un aprendizaje de baja sintonía, esto es el resultado de docentes que están desanimados, desinteresados, de la permanente falta de docentes y de alumnos. Por lo tanto el resultado es la baja calidad. Creo que la educación en la Argentina -o las escuelas públicas- está pasando por un proceso de desinstitucionalización, eso quiere decir que las escuelas no pueden regular el trabajo de sus agentes, que son los docentes, y lo que sucede allí es que no marcan una trayectoria para los alumnos.

GL: ¿Qué quiere decir que no se puede regular el trabajo de los docentes?

GT: Que no pueden controlarlo, que no pueden formar equipos, que no pueden establecer un plan de trabajo, que no pueden controlar el ausentismo docente, y que entonces, todo se transforma en un tratar de sobrevivir en la institución, sin que eso esté encuadrado en un plan de trabajo, en un proyecto que tiene objetivos, en cuanto al aprendizaje de los alumnos. El proceso de desinstitucionalización es general, la Argentina está viviendo un proceso donde las instituciones no funcionan y la escuela forma parte de eso.

GL: ¿Cómo se entiende que las instituciones no funcionen cuando cada vez más gente ingresa para trabajar a las instituciones del estado?

GT: Una cosa es que esos espacios estén llenos de gente y otra cosa es que esa gente esté trabajando a favor de un determinado objetivo y de un plan de trabajo adentro de esos espacios, y eso es lo que está pasando en las escuelas. No pareciera que allí haya un programa que regule la vida de esa institución, en relación a determinados objetivos, y determinados fines educativos.

GL: ¿Cuál es el porcentaje de chicos inscritos en escuelas privadas?

GT: En este momento no sé cuál es el porcentaje de la matrícula, lo que sí te puedo decir es que constantemente hay un paso de las escuelas públicas a las escuelas privadas, y eso se da por esta situación de baja sintonía, del trabajo pedagógico de las escuelas públicas, niveles de conflictos muy grandes en cuanto a docentes que no están y otras dificultades de la escuela también, de hacer algo con los chicos cuando los docentes faltan.

GL: Lo que veo en la escuela privada es que hay un intento de participación cada vez mayor de los padres y hasta de los abuelos, pero eso no se traduce en mejores resultados.

GT: Hay una tendencia de la escuela a comprometer a la familia en la escolarización de los hijos, esto tiene razones y tiene consecuencias. La razón es que la escuela se siente débil para hacer su tarea por ella misma, y está pidiendo el respaldo y el apoyo de los padres y la familia para poder llevar adelante el proceso de escolarización de los chicos. Básicamente se trata de un pedido de auxilio, no en su acción pegagógica, sino porque se siente débil en su capacidad de imponer autoridad y reglas para el trabajo con los chicos. También hay un aumento del requerimiento a los padres para que acompañen la escolarización de los chicos desde su casa, ayudando y apoyando el trabajo que deben hacer los chicos en su casa, esto tiene un efecto de reforzamiento de la función reproductora de la escuela. Porque solo algunos chicos tienen esa familia que puede estar acompañando esa escolarización. Hay otro montón de chicos que no tienen una familia que pueda acompañar esa escolarización, que pueda ayudar a hacer los deberes a los chicos, a solucionar los problemas escolares que llevan a su casa, y esto tiene un impacto reproductor; hay algunos que tienen una ventaja que no tienen otros, esta tendencia que está efectivamente muy fuerte en la escuela, muestra una debilidad de la institución escolar.

GL: Hoy sos un referente en la educación, una persona de consulta… ¿cuántas veces tu papá fue a tu colegio?

GT: No solamente mi papá no iba a mi colegio, sino que el colegio no era una preocupación de mi papá.

GL: ¿Pero fue alguna vez?

GT: Sí por supuesto, se iba a ver a la nena en alguna participación de un acto escolar. En alguna oportunidad lo llamaban a tu padre -a mí me ha pasado- porque te portabas mal. Pero no había un reclamo de esta participación de los padres, además mi papá y mi mamá no estaban ni enterados de lo que yo hacía en la escuela. Lo que vos ahora encontrás son padres continuamente atentos a qué pasa con su hijo en la escuela, eso genera una ventaja para los hijos. Los apoyan porque la escuela se los requiere.

GL: Al mismo tiempo, yo he visto padres discutiendo las notas de los hijos con los profesores. Antes eso no existía, que el padre pusiera en tela de juicio la calificación que el profesor ponía.

GT: Pero eso tiene que ver con otra cosa: las veces que yo iba a protestarle a mi papá por las notas que me había puesto la maestra, o por cómo me habían tratado en la escuela, mi papá siempre le daba la razón a la maestra o al profesor. Pero eso tenía que ver con una concepción de la autoridad que había en nuestra época. Mi papá defendía su derecho a la autoridad arbitraria, y por eso aceptaba que los docentes tuvieran sobre mí una autoridad arbitraria. No iba a discutir la autoridad de mi maestra porque no quería que discutiera su autoridad. Ahí hay un tema importante para pensar: es cierto que las familias ya no son más familias patriarcales, ya los padres no pueden ejercer un poder arbitrario sobre los hijos, y es necesario discutirlo y consensuar con los hijos. Esto genera un problema con la escuela que piensa que la autoridad del docente, debe ser una autoridad indiscutible. Resulta que los alumnos les discuten a los docentes la autoridad desde el punto de vista cultural, porque tienen un acceso a información que antes nosotros no teníamos, y con eso le discuten al docente. Y por otro lado, porque vienen de familias donde la autoridad no es arbitraria, la autoridad puede ser discutida, y en la medida en que la autoridad de la familia es discutida también puede ser discutida la autoridad de la escuela. Eso trae problemas porque el criterio que tienen las familias suele ser diferente al criterio que tiene la escuela. Eso tiene que ver con un cambio social con respecto a la autoridad en la institución familiar.

GL: El otro día aparecieron unos boletines que decían, en forma de propaganda: “La década ganada”. Hemos visto chicos sacándose fotos con el uniforme de La Cámpora, hemos visto la camporización de la escuela y el intento de la camporización de la universidad, ¿que opinión tenés de eso?

GT: Es manipulación de los niños y de los jóvenes, todos sabemos que la escuela no es del todo neutral en el mensaje que manda, pero una cosa es que la escuela mande un mensaje en el cual se compromete con un determinado orden social y otra cosa es que haga propaganda política. La escuela tiene un compromiso de que esto no pase, no puede ser un lugar de manipulación ideológica.

GL: ¿De dónde surge ese compromiso de neutralidad?

GT: Es el compromiso que tiene con el conjunto de la sociedad para legitimar el mensaje que tiene. La escuela tiene el compromiso de un mensaje universalmente válido. Esto no existe, ya que no hay un mensaje universalmente válido, el compromiso puede pensarse entonces en relación a la posibilidad de que en la escuela, los alumnos tengan acceso a la multiplicidad de visiones del mundo. Entonces, una cosa son las visiones del mundo, y otra son las manipulaciones partidarias. La escuela no es un espacio de adoctrinamiento de los chicos, ni de manipulación de los niños y esto es algo que este gobierno está violando, de la misma manera que lo hizo el peronismo original, esa idea de que, ya que la escuela no es neutral, se puede mandar el mensaje partidario. Por supuesto me parece horrible que eso pase.

GL: ¿Cómo definirías políticamente la utilización de grupos políticos militantes, que se meten dentro de las escuelas a cumplir una función que no les compete como agentes no estatales?

GT: Los chicos de la escuela secundaria pueden organizarse en los grupos estudiantiles y, a su vez, pueden articularse con distintas agrupaciones políticas. Una cosa es esto que viene desde todo el período de la democracia. Al comienzo de la democracia hubo una discusión bien interesante, donde se autorizó la formación de organizaciones estudiantiles en las escuelas, en un principio el radicalismo había planteado que esas agrupaciones estudiantiles debían ser apartidarias, o sea que no debían tener ninguna relación con los partidos políticos. Sobre eso hubo una movilización que tuvo como protagonista a Franja Morada, que quería penetrar las organizaciones estudiantiles, y esa prohibición se levantó. Entonces, las organizaciones estudiantiles pueden articularse con el partido que quieran. Una cosa es la articulación de los centros de estudiantes con los trotskistas, los radicales, los del Pro, con los que sean, y otra cosa es la intervención de esas organizaciones, que además responden al gobierno, es decir la intervención oficial en las escuelas para adoctrinar a los alumnos; son dos cosas absolutamente distintas. Eso es abuso de poder y pretensión de adoctrinar a los alumnos que están presos en la escuela, porque son chicos que están disponibles.

GL: En las provincias, pero también en Capital es usual el adoctrinamiento en las instituciones educativas y la toma de asistencia a los actos políticos, siempre con la sensación de que si no vas, no te va a ir demasiado bien. ¿Esto existió en otro momento político de la Argentina?

GT: No sé en qué otro momento pudo haber pasado. El presidente de la Nación es una autoridad pública y por lo tanto uno puede pensar que es legítimo que en determinadas fechas patrias, si hay un acto donde participa el Presidente de la Nación, las escuelas estén presentes. Yo me acuerdo que cuando era chica, vivía en un pueblo e iba a la plaza al acto del 9 de julio y ahí estaba el intendente, que por supuesto tenía un color político. Una cosa es que vayan los alumnos a un acto patrio y otra es que vayan los alumnos a aplaudir al presidente, como la murga del presidente.

GL: El otro día tuve que hacer una nota sobre las presiones de la decana de la Facultad de Periodismo de Plata a docentes que no son kirchneristas. A partir de ahí, recibí mensajes de varios docentes que pertenecen a otras Facultades diciendo que vivían una situación similar. En tu caso ¿te parece que existe un intento por parte del gobierno de kirchnerizar las universidades?

GT: Yo estoy en la Facultad de Humanidades de La Plata y eso no sucede. Sí sucede en la Facultad de Periodismo. Lo que sí hay, y eso en todo el campo de la academia, es una marcación de quiénes están de un lado y quiénes del otro… y quienes no tenemos la letra K no siempre somos invitados a determinadas cosas.

GL: Lo que yo noto es cierto temor por parte de investigadores, intelectuales y docentes de decir qué es lo que piensan. Como si después no les dieran proyectos, financiación.

GT: Sí, porque te ponen en la lista negra, pero igualmente no aseguraría que no te dan los proyectos. Yo gestiono proyectos y quienes los deben financiar saben que K no soy, y sin embargo los recibo.

GL: Vos no sos un ejemplo porque tenés suficientes méritos para que te digan que no.

GT: Sin embargo hay muchísimas otras actividades en las que interviene el Ministerio, interviene el Estado en las que no participo y no lo hago por el simple hecho de que no soy simpatizante. A mi me parece que los colegas tienen un temor fundado, no tanto por pensar que no les van a dar proyectos, pero sí saben que tener el mote de no kirchnerista te saca de juego en algunas actividades y lo mismo se puede decir al revés: si uno es simpatizante, puede ser invitado a participar en proyectos, en actividades nacionales e internacionales, y por lo tanto recibe recursos para hacer investigaciones y tiene una capacidad de hacerse presente en la esfera de la academia que no tienen los que no ostentan el símbolo K.

GL: ¿Cuáles son las 3 cosas positivas de esta década K respecto a la educación y cuales son las 3 negativas?

GT: Sin duda lo positivo es que hemos aumentado el presupuesto en la educación y en contraposición, ese aumento del presupuesto no se ha traducido en mejoras en la educación. Estamos recibiendo ese dinero, ahora tenemos que pensar cómo hacer para que ese dinero rinda más. En relación a lo positivo, hicimos un programa de repartición de laptops a los chicos, es bueno que tengan computadoras, ahora hay que ver cómo se trabaja en la transformación de la escena áulica para que esas computadoras tengan utilidad. De la misma manera se ha avanzado en producir algunos contenidos, aunque muchos de esos contenidos tengan un tinte ideológico. Tampoco no se ha logrado hacer de esos contenidos algo utilizable en el aula escolar. Lo más negativo es la manipulación ideologica, dejar que los procesos de desinstitucionalización avancen sin tener la capacidad de reacción para regular algunos de ellos, por ejemplo, la creciente tendencia a la conflictividad docente. Y por último, la desaparición de la discusión pública sobre temas educativos.
GL: Vos sos la maestra, el gobierno es el alumno y tenés que calificar su conducta y su eficiencia en educación en los últimos 10 años. Del 1 al 10 ¿cuánto le pones de nota?

GT: Cinco. Reprobado.
Fuente: http://www.plazademayo.com/2013/06/educacion-una-decada-ganada/

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